La primera actuación, antes de proceder a realizar un tratamiento es establecer una buena identificación del tipo de roedor existente en un local, negocio, etc. Para ello hay que proceder a hacer una buena inspección, detectando restos de heces, comportamiento de consumo, etc. Esto nos va dar un indicador del tipo de especie a controlar y como consecuencia al tipo de producto a aplicar, zonas a tratar, etc.
Las especies más comunes de ratas que encontramos en España son la rata negra, la rata gris y el ratón. La primera realiza madrigueras en lugares secos y le cuesta abandonar la zona una vez asentadas. La rata gris por el contrario vive en lugares húmedos y ha proliferado en el entramado de cloacas. Por su parte, los ratones se adaptan a todo tipo de ambientes y es común que invadan nuestras casas y comercios, realizando sus madrigueras en las buhardillas, detrás de los armarios o incluso dentro de los cajones. Los roedores consumen una gran cantidad de alimento que hay que desechar una vez existen indicios de que los roedores los han probado. Los ratones son todavía más problemáticos, ya que les gusta consumir de todo. Además, ensucian con orina y excrementos por donde se encuentran, destruyendo un número de alimentos aún mayor.
Como desratización entendemos todos los procedimientos destinados a controlar la presencia de roedores mediante la aplicación de cebos rodenticidas. Los productos utilizados son cebos, en forma sólida o granulado, con anticoagulantes de segunda generación, ya que este tipo de animales aún no han creado resistencias frente a ellos, contenidos en portacebos emplazados en las zonas críticas, evitando contaminaciones no deseadas.
Todos los puntos de control deben ir debidamente identificados, numerados y fechados y serán revisados (sustituidos si es necesario) en cada una de las visitas programadas, comprobando si hay actividad por parte de los roedores.